lunes, 15 de junio de 2020

Esclavos de las palabras


¿Existe un contrato implícito entre lector y escritor?
Desde la época de la caverna los seres humanos hemos compartido nuestras historias al calor de una fogata. Los que permanecían dentro de la caverna escuchaban con credulidad las experiencias vividas por los más aventureros en el exterior. La literatura de ficción nace allí, en esa escena. La literatura desde su inicio es comunicación y su intriga se funda en la capacidad de los oradores para captar la atención del público y en la magnitud de sus aventuras relatadas.
El llamado pacto de ficción entre el escritor y el lector se sostiene en la dialéctica entre la credulidad y la incredulidad, cuando la trama pierde tensión o se generan ruidos dentro del relato se pierde la atención del receptor, el oyente nunca es pasivo, en todo caso su quietud es signo de concentración y aceptación.
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha es considerada la primera novela moderna, las circunstancias de su escritura al menos son llamativas. Miguel de Cervantes Saavedra escribe el Quijote durante su estancia en la cárcel, es decir en la oscuridad del encierro, privado de su libertad.
Si Dios creo al hombre para que le contara cuentos el hombre creo a Dios para encontrar la libertad del silencio.

lunes, 1 de junio de 2020

El titanic


El Titanic
El premio Nobel norteamericano Ernest Hemingway formuló la teoría literaria del iceberg por la cual el escritor se concentra en relatar los hechos y dejar de lado información decorativa o tal vez superflua o prescindible. El escritor tendrá un conocimiento total de la historia (lo cual le dará mayor potencia y credibilidad a su relato) pero solo compartirá lo importante de ella, la parte del iceberg que emerge sobre la superficie y omitirá la otra gran parte sumergida allí donde el lector deberá encontrar lo esencial de la narración.
Podríamos seguir ahondando en la teoría propuesta por este gran escritor del siglo XX, tendríamos varias líneas a desandar, por ejemplo, esta teoría comparada con la teoría de Freud sobre el Iceberg, sería interesante también analizar la teoría del poder subyacente en ambas formulaciones, pero en estos días mi pensamiento giró alrededor del pequeño relato ese Maldito instante compartido en el artículo anterior que suelo utilizar en talleres de escritura como objeto de trabajo. El texto en sí mismo para mi tiene un significado simbólico, pero más allá de esto me importa su forma, es un texto abierto, se desconocen las causas y consecuencias del relato, la trama es tensa y de resolución incierta, esto abre la puerta al lector para continuar y completar la historia. Esa es la propuesta en el taller, continuar la historia de la niña perdida y debo decir que siempre me sorprende los múltiples finales propuestos por los talleristas.  
En la novela "Adiós Hemingway" del cubano Leonardo Padura, el detective Conde, durante un diálogo con su mejor amigo el Flaco enumera los diferentes tipos de escritores existentes:
—No, Salvaje, no estoy tan seguro. Acuérdate de que hay muchas clases de escritores: los buenos escritores y los malos escritores, los escritores con dignidad y los escritores sin dignidad, los escritores que escriben y los escritores que dicen que escriben, los escritores hijos de puta y los escritores que son personas decentes…
—¿Y dónde pones tú a Hemingway?
—Creo que era un poco de todo.
En fin, así como existen distintos tipos de escritores y teorías literarias, tal vez podríamos afirmar que la belleza justifica los medios.