¿Existe un contrato implícito
entre lector y escritor?
Desde la época de la caverna los
seres humanos hemos compartido nuestras historias al calor de una fogata. Los
que permanecían dentro de la caverna escuchaban con credulidad las experiencias
vividas por los más aventureros en el exterior. La literatura de ficción nace
allí, en esa escena. La literatura desde su inicio es comunicación y su intriga
se funda en la capacidad de los oradores para captar la atención del público y en la magnitud de sus aventuras relatadas.
El llamado pacto de ficción entre
el escritor y el lector se sostiene en la dialéctica entre la credulidad y la
incredulidad, cuando la trama pierde tensión o se generan ruidos dentro del
relato se pierde la atención del receptor, el oyente nunca es pasivo, en todo
caso su quietud es signo de concentración y aceptación.
El ingenioso hidalgo don Quijote
de la Mancha es considerada la primera novela moderna, las circunstancias de su
escritura al menos son llamativas. Miguel de Cervantes Saavedra escribe el
Quijote durante su estancia en la cárcel, es decir en la oscuridad del encierro,
privado de su libertad.
Si Dios creo al hombre para que
le contara cuentos el hombre creo a Dios para encontrar la libertad del
silencio.