“El artista es el creador de cosas bellas. Revelar el arte y ocultar al
artista es la finalidad del arte”
Oscar Wilde
Al editar uno toma distancia de
la historia contada y tiene la posibilidad de percibir algunos detalles a los
cuales permaneció ciego durante el frenesí de la creación literaria. Digo ciego
y pienso también ajeno, el escritor se siente un extranjero allí donde hace
instantes fue amo, de hecho, los personajes y la historia misma han ido por
caminos no anticipados. Se abre aquí una zona de conflicto pues se cruzan el
hecho ético y estético, la libertad de los personajes y la trama narrada se
desentienden de la voluntad generadora, sin embargo el demiurgo es quien corre
el velo o el telón a esa historia y no otra. Podríamos decir entonces que el escritor es libre solo cuando
queda al servicio de las heterogéneas éticas de los personajes aun cuando estos
cometan acciones opuestas a la suya propia. La ocasión hace al ladrón.
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