El monólogo del Texto
(pequeño entremés)
Personajes: EL Texto, la Psicóloga y el Autor.
La escena se desarrolla en un consultorio durante una tarde primaveral.
Sobre el margen izquierdo habla el Texto, en el margen derecho habla la terapeuta. Cuando las palabras se presentan en el medio de la hoja y son resaltadas en negrita señalan que hablan los tres personajes al unísono. El resto es propiamente la voz del Autor.
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Sube el telón
Cansado de hurgar en el espejo, el Texto visita el diván.
Sospecho que soy silencio.
La terapeuta inmersa en su escucha profesional no exclama ni interroga, solo asiente y detenidamente, busca respuestas en los signos de puntuación, pero tal vez, no sabe qué decir. El Texto conmovido ante el eco del silencio siente vergüenza y se abolla.
Durante la siguiente sesión, todavía medio arrugado, el Texto recuerda que el origen de su consulta fue averiguar el sentido de la existencia, y en este punto la primera contradicción que surge es la disyuntiva entre fondo y forma.
Tal vez lo que usted no puede o no quiere ver, es su relación con el Autor.
En algún momento tiene que desprenderse de la sombra, cortar el ombligo.
Sin embargo, el título es un puente directo. En el nombre está todo. Mi existencia pareciera transitar entre dos momentos: el previo y posterior a mi lectura. El título es una marca de origen y destino, pero siento para mí que soy más que un simple titular.
Pareciera que su deseo está enfocado solo en su propia lectura.
Una mirada egocéntrica… piense en el infinito de una biblioteca.
El texto medita su relación con los elementos primordiales: fuego, agua, tierra y aire. Tal vez no se anima a confesar la perspectiva de su condición, su maldita castidad reside en que aún nadie lo ha leído desde el preciado quinto elemento: el alma.
Abollado parezco un granito de arena —susurra.
Tal vez usted no expresa con exactitud aquello
que hubiera querido decir el autor.
¿Pensó alguna vez esta posibilidad?
De alguna manera todos estamos escindidos.
Ni siquiera es el título, más bien la cosa está en el mensaje.
Eso sin decir que, habita el texto de una forma espacial.
Eso que llaman el aura textual.
¿Usted habla de los márgenes?
Sí, de alguna manera los límites son constitutivos,
pero también le hablo de otra cosa,
de lo que está ahí, de forma incierta,
aunque determinante.
Eso que en la música llaman el lied.
¿Usted habla del motivo? ¿Eso que llaman desde dónde uno dice?
Todo parte de la intensión e intensidad con que nos formulamos.
Digamos que la potencia de un texto radica más
en la gestación previa que, en su recorrido efectivo.
A veces pienso que aún nadie me ha leído. Sin embargo, más me angustia pensar en el después de la primera lectura. ¿Cuántas veces más necesitaré ser leído para abandonar la culpa?
Eso que llaman la angustia del texto... Por hoy nos detenemos acá.
La terapeuta se contiene una vez más y no le indica lo evidente, la paradoja de su parlamento en tercera persona.
El texto se queda en blanco y no sabe qué decir.
Tal vez, usted aún no ha tomado la palabra.
Un texto es un sistema dinámico, una estructura móvil en constante edificación.
Piénselo. No hay por qué tener miedo a la corrección y su reverso.
Un texto editado pierde su frescura… su autenticidad, me convertiría en otra cosa.
Habla como si fuera virgen,
pero si mal no lo recuerdo,
usted fue editado en varios idiomas
y hay millones de ejemplares circulando por ahí.
No se confunda. Yo soy el texto original no soy cualquiera ejemplar o copia barata, no soy un libro de bolsillo, ni una edición especial. Yo soy el texto original, el texto que el autor quiso adueñarse, eso que soy y no soy al mismo tiempo.
Sin embargo, el texto está determinado por el lector,
es decir, hay un texto al menos para cada lector.
Esas son mentiras de las editoriales que, solo buscan su rédito económico y pretenden desconfigurar nuestra esencia. Solo hay un lector: El lector ideal para el cual hemos sido creados.
El Texto con mayúscula dice que
un texto original siempre corresponde a un lector ideal
del cual ni siquiera el autor puede dar cuenta.
A veces, me gustaría esgrimir más épica.
¿Qué quiere decir con eso? Lo veo bastante bien,
goza de buena salud,
piense que muchos textos son malparidos.
A mí me gustaría tener otra forma, por ejemplo, ser poesía.
Sinceramente, no lo entiendo.
Ese es el punto… mi mayor problema. Nadie me escucha desde un lugar despojado de intereses.
La porosidad del texto.
Un texto no es un universo cerrado… sino todo lo contrario.
Debería abrirse tener referencias a otros textos.
¿Cómo anda su vínculo con el Autor?
El Autor, en tanto omnipresente y omnisciente, sale de la oscuridad del rincón. Su rostro expresa un gesto de fastidio y conmiseración al mismo tiempo. Siente que ya lo han dicho todo. Observa al Texto abollado siendo lanzado hacia el cesto de basura. Luego, la Psicóloga le hace un gesto enigmático, casi secular, un movimiento pendular con la mano. El autor intuye la posibilidad, entonces desiste, no quiere ser coprotagonista, prefiere ser un personaje secundario. Es mucho por hoy, aunque nunca es suficiente y siempre exista otra posibilidad. Sin embargo…
Alguien tiene que pagar la cuenta
(Cae el telón)
Fin
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